El texto es de vuestra antología, que tenéis en el Cd . Leer antes de hacer el comentario el tema de la Épica, pero sobre todo a Virgilio. He pensado que posiblemente muchos lugares de la geografía de la Eneida no los conocéis, así que sería conveniente que en un mapa del mediterráneo fuerais indicando los topónimos más destacados, como Cartago, Mesina, .. Os servirá de ayuda para la lectura de la antología. Si os apetece podéis también leer este fragmento en una edición bilingüe.
Era la noche, y los fatigados cuerpos disfrutaban en la tierra apacible sueño; descansaban las selvas y los terribles mares. Era la hora en que llegan los astros a la mitad de su carrera, en que callan los campos, y en que los ganados y las pintadas aves, y lo mismo losanimales que habitan en los extensos lagos que losque pueblan los montes, entregados al sueño en elsilencio nocturno, mitigaban sus cuidados y olvidabansus faenas. No así la desventurada Dido, a cuyos ojos nunca llega el sueño, a cuyo pecho nunca llegael descanso, antes la noche redobla sus penas y reanimay embravece su amor, mientras su corazón fluctúaen un mar de iras. Párase al fin, y hablando consigomisma revuelve en su mente estos pensamientos:«Qué debo hacer?, ¿he de exponerme a que se burlende mí mis antiguos pretendientes? ¿Solicitaré suplicanteel enlace con esos Númidas, a quienes tantasveces desdeñé por esposos? ¿Seguiré por ventura laarmada de Ilión y me someteré cual esclava a las órdenes de los Teucros? ¡A fe que debo estar satisfecha de haberles dado auxilio y que guardan buenamemoria y gratitud insigne de los favores recibidos!Pero ¿me lo permitirían acaso, aun cuando yo quisiera?¿Me recibirían en sus soberbias naves, siéndolesaborrecida? Ignoras, ¡ay, miserable!, ¿no conocestodavía los perjuros de la raza de Laomedonte? ¿Quédebo hacer, pues? ¿Acompañaré sola y fugitiva a esossoberbios mareantes, o me uniré a ellos seguida demis Tirios y de mis pueblos todos? ¿Expondré denuevo a los azares del mar, de nuevo mandaré dar alviento la vela, a los que con tanto afán arranqué de laciudad sidonia? ¡No!, muere más bien, como mereces,y aparta el dolor con el hierro. ¡Tú, la primera, hermana; tú, vencida de mis lágrimas y de mi ciega pasión, me has traído estas desgracias y me has entregadoa mi enemigo! ¡Pluguiera a los dioses que inocente y libre hubiera vivido, como las fieras, sin probar tan crueles angustias! ¡Ojalá hubiese guardado lafe prometida a las cenizas de Siqueo!» Tales lamentos lanzaba Dido de su quebrantado pecho. Virgilio, Eneida IV, 522-553
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